sábado, 24 de abril de 2010

Trueque

Te presto mi manzana si tú me prestas la tuya, ¿por qué no?, solo un momento, una mordida, no necesitamos más.

Podremos saborear cada una de las manzanas, distinguir el olor de una y otra, saber qué manzana tiene mejor tacto, cuál pesa más, o menos, y cuál ha sufrido más daños. Por fin podrías entender la razón de que no me importe si son rojas o verdes, y el motivo de que siempre me coma la cáscara. Comprenderás por qué hay una de estas frutas en mi frutero, y entenderás que algunas veces me sepan a rayos y otras, en cambio, disfrute de cada mordisco.

Hagamos un intercambio de manzanas por un instante, es solo un juego, como a los que jugabamos de niños, y será una buena experiencia. Inténtalo, abre la mente. Ponte en mi lugar y yo me pondré en el tuyo. Muerde la manzana como yo lo hago. Intenta ser como yo, aunque sea un momento, sentir lo que yo siento, ver la manzana a través de mis ojos, no es tan difícil. Hazlo y vuelve a hacerlo las veces que haga falta. Te darás cuenta de lo rápido que empezaremos a entendernos mejor. Intercambia manzanas siempre que tengas la ocasión y aprende de cada mordida, porque merece la pena.


Hagamos un trueque.


3 comentarios:

  1. Dan mucho que pensar tus manzanas, me gusta mucho tu manera de hacer reflexionar, muy bueno!

    ResponderEliminar
  2. Me gustaa mucho tu blog:)
    Pasate por el mio, y si te gusta sigueme!
    Un beso

    ResponderEliminar